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UNA NUEVA EXPERIENCIA
- Curro Mendoza
- 18 dic 2016
- 5 Min. de lectura

Desde que sucedió lo de los marroquís, he vivido un tanto decepcionado, vivo la noche, y disfruto, soy un rompedor de culos, pero en mi mente lo que realmente me calienta son eso machos, que saben manejarte como les sale de la polla que solo piensan en ellos, que su higiene personal es algo dudosa y que sin pretenderlo, me hacen llegar a niveles de excitación y gozo inimaginables y al mismo tiempo algo impensables en un macho como yo.
Entraba frecuentemente en la web www.tuamo.net, pero cuando iniciábamos conversaciones, mi decepción aumentaba, y con ella cada vez tenía más claro que eso de amos─esclavos salvo un juego de palabras, en ocasiones no es, ni tan siquiera un simple juego, a la mínima de cambio, ante propuesta concretas o peticiones de prácticas determinadas el mensaje cae en el olvido y nunca más volvía a tener respuesta, hasta que lo vi a él, ya de por si su foto me excito.
No mencionare su Nick, pero si diré que su foto principal, esta con gorra calada, evitando que se vean sus ojos, un cordón al cuello y un arnés de cuero.
Al mirar su perfil, pude ver que tenía algún relato escrito, y por curiosidad antes de dirigirme a él, leí el primer capítulo.
Eran entregas , ya había colgado al menos dos, cuando las leí, estaba todo empalmado y eso que no era SM, pero había algo que me provocaba la excitación, hasta tal punto, que con los ultimo párrafos de su relato un soberbio chorro de leche se escapó de mi polla y descargó con fuerza sobre mi cara, saqué la lengua y relamí la leche depositada alrededor de mis labios, lo disfrute como nunca lo había hecho, después recogí con los dedos el resto que había sobre mi barriga y mi pecho y cerré la web, olvidándome de todo lo demás.
Al día siguiente volví a entrar, ya había colgada una nueva entrega, la leí y me cercioré, este es el tío que necesito.
Le mande mi primer mensaje.
─Soy un tío de Madrid, en pareja, soy el activo de los dos, y busco un macho como tú.
Su respuesta me llegó de inmediato
─Ja ja ja, ¿y qué haremos dos machos activos como nosotros?
Bueno, busco sensaciones nuevas y según tu relato, tú tampoco eres cien por cien, activo.
─Fue una situación especial con un viejo conocido, pero no por ello general.
─Yo estoy dispuesto a probar, y le conté mi experiencia con los marroquíes, el tío por momentos fue ganando interés en la conversación y abiertamente, le propuse lo que quería y lo muy excitado que estaba con su relato, me comento que la última parte la colgaría esa misma noche y que esta serie, era la continuación de una anteriormente escrita unos meses antes.
─Joder tío, pues me podías enviar el resto del relato, para ver cómo comenzó todo, ya que en la web he buscado y no he encontrado nada más
─Sí, me contestó, solo lo dejo colgados, por unas semanas, luego los borro, le envié la dirección de correo y nos despedimos.
─Era casi madrugada cuando me conecte de nuevo, en mi correo más de veinte páginas con el inicio del relato, y en la web, la última entrega.
─Le envié un mensaje dándole las gracias por el relato, y fue una nueva corrida la que tuve con la última entrega, mientras mi mente, se alejaba del mismo pensando en una fantasía propia con los dos.
─Al terminar le envié un comentario al relato y un mensaje.
─¡¡¡Quiero que quedemos tío¡¡¡
Un par de días después recibí su respuesta.
─Cuando quieras yo encantado.
Estaba en la cama, con el portátil sobre las piernas, mi polla a punto de reventar y sobre todo mi mente, enajenada por el calentón.
No sé cuántas cosas comentamos, no sé ni lo que le pedí, ni lo que me comento, pero mi ofrecimiento lo había aceptado.
Son las ocho de la mañana, me acabo de despertar, y casi como una droga cojo el portátil, allí está el conectado, le mando un mensaje.
─¿Cómo lo tienes hoy?
─A mediodía tendré un par de horas libre. ¿Por dónde estás?
─Vivo en Chueca, estoy solo y con ganas de caña –le respondo mientras le mando mi dirección y teléfono.
─Un escueto mensaje.
─A las doce espérame.
─¿Me dilato y me meto un plug?
─¡¡¡ NO, SOLO HADTE UNA LAVATIVA ¡!!.
─A las doce menos cuarto, me metí en la ducha, me lavé bien, y me coloqué el suspensor más morboso que tenía.
─Encima de la cama, plugs, dildos, bolas chinas, cuerdas para atarme, ya que habíamos hablado de CBT, poppers y crema lubricante, también algún guante, por si acaso…
─Me puse el albornoz y espere el telefonillo, ya que si no podía venir, habíamos quedado en que me llamaría.
─La espera se me hizo larga, trataba de pensar en otras cosas, y que mi calentura bajara, pero era imposible para mi mente.
─Eran las doce menos cinco, tenía cierto nerviosismo, mi polla no se desinflaba y la ansiedad iba en aumento.
─Las doce y diez, miro el móvil por si me ha entrado una llamada o un mensaje y no lo he oído, no había nada.
─Pongo una peli porno en la tele, y trato de tranquilizarme.
─Las doce y veinte y sin noticias.
─Entro en la web, no hay ningún mensaje.
─Me siento nuevamente en el sofá, en la tele dos osos cañeros, dándose caña a tope en la peli, veo reflejado al oso de tuamo y a mí, metidos en faena.
─Las doce y veinticinco, pienso que nuevamente es un fraude y me quedaré con las ganas.
─Vuelvo al ordenador y empiezo a escribirle un mensaje en tono cabreado y con algún que otro insulto, lo leo antes de enviar, cuando estoy terminándolo suena el telefonillo.
─¿Brutux?, soy yo
─Ok, te abro.
─Vivo en el ático, son seis pisos, cinco en ascensor y el ultimo a pie, me da tiempo, borro el mensaje, y me dirijo a la puerta.
─Sé que el vecino de enfrente no está, abro la puerta y me quedo de pie, con la mirada clavada en el suelo.
─Oigo el ascensor llegar en el piso de abajo, se abre la puerta, unos pasos que se acerca, cuento cada escalón, ya está en el rellano, ya aparece en el sexto, veo sus pies, levanto un poco la cabeza le miro de reojo.
─Su semblante es serio, se acerca, se pone a mi lado, me mira, cierra la puerta…
─Estoy nervioso, no sé qué hacer.
Me arrea una sonora bofetada, noto el calor en mi mejilla.
─¡Esta por mirarme¡
─Me suelta otra, en la otra mejilla.
Me dan ganas de sublevarme y preguntarle de que va.
Oigo que me habla, me sereno y escucho.
─¿No habíamos quedado en cómo me debías de recibir?
Me quito el albornoz abandonándolo en el suelo.
Me arrodillo y agacho la cabeza.
Su mano me acaricia la cabeza rapada.
Me relajo, y pienso, que esto solo acaba de empezar.

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