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El casado

  • Curro Mendoza
  • 16 sept 2018
  • 5 Min. de lectura

El casado



La noche antes había sido extenuante, la fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada y después al llegar al apartamento…

Creo que nos debió ocurrir lo mismo a casi todos, en el edifico de enfrente, otra pareja que, aunque no formaba parte activa de la KDD; sí que habían aparecido en alguno de los eventos, con la ventana abierta de par en par, las cortinas descorridas y unos gemidos que producían un efecto contagio en mi pareja que cuando me quise dar cuenta, me estaba acariciando a la vez que sentía en mis nalgas su polla excitada.

Sí como la mayoría de nosotros y mas en verano dormimos totalmente desnudos y estando en la posición de la cucharita, no tarde mucho en darme la vuelta y comenzar también nosotros a jugar.

Eran mas de las cinco de la madrugada cuando sudorosos y sofocados, recuperamos el aliento, ambos mirando al techo y abrazaditos, mientras en el apartamento de enfrente todavía mantenían esos infernales gemidos, esas cachetadas que, momentos antes nos había provocado uno de esos polvos dignos de ser recordados.

Sí el final de fiesta fue como el resto del polvo que nos estaba retrasmitiendo y entre los gemidos, el bufido final y un grito de ¡me corro!

—Mañana en el desayuno, esto va ha ser el comentario generalizado, —dijo mi pareja.

—Bueno, nosotros no nos podemos quejar —respondí besando en los labios, tiernamente.

—A veces estos sitios es lo que tienen, se comparte muchas cosas, tal vez mucho más de lo que pretendemos, aún sin darnos cuenta.

******

Sí, recordé esta frase de Pep a la mañana siguiente, cuando iba camino de darme un baño.

No eran aun las doce del mediodía y me prometía una mañana tranquila de piscina, un poco de sol, algún bañito y sobre todo el cuerpo me reclama un buen masaje en el jacuzzi.

A esas horas de la jornada apenas había gente en el recinto, y tras el primer remojón en la piscina, y antes de tomar un poco de sol, me fui a jacuzzi, que estaba vacío.

Apenas me había acomodado, cuando entro un hombre que no había visto anteriormente, y aquí, me ocurrió los más increíble que hasta este momento me había sucedido en un lugar público y a la vista prácticamente de casi todo el mundo.

Los que habéis participado de esta quedada o conocéis la urbanización, no haría falta describir el sitio, pero para que lo podemos entender todos, he de decir que el jacuzzi está ubicado en uno de los laterales de la piscina, es de forma circular y que esta separada de esta por un murete de obra, como de un metro de altura, y que prácticamente esta casi todo cubierto, salvo por el metro escaso de anchura que tiene la escalera de obra, por dónde tiene acceso y que da a una zona ajardinada con palmeras y césped.

Sí, es un lugar público, pero que para poder observar lo que hay dentro sería necesaria asomarte a esa entrada.

Este señor, se metió apenas unos segundos después de haberlo hecho yo, se colocó frente a mí y ya su mirada fija y penetrante, me mosqueó.

Era de edad madura, en esa complicada edad entre los cuarenta y los cincuenta, no estaba mal conservado, de estatura media, rapado, barba de varios días y por el color de su piel yo diría que llevaba muchos día ya en el lugar.

Me miraba fijamente, y de pronto se levantó de donde estaba y se me acercó.

—¿Te incomoda que me ponga a tú lado?, es que allí me da el sol y me molesta.

—No, no en absoluto, —dije al tiempo, que comencé a sentir sobre mi rodilla la presión de la suya.

Me miró de reojo observándome y yo le hice frente.

Le miré, le sonreí y si cabe, hice más presión con mi pierna sobre la suya.

No tardé en sentir su mano en mi muslo. Mi polla reaccionó y dejándome llevar por la presión del agua floté un poco e hice que mi capullo, asomará en la superficie del agua.

Inmediatamente me la agarró y comenzó a masturbarme. Yo me dejaba hacer, cerré los ojos y escuché como empezaba una especie de relato.

—Nunca he estado con un tío, pero este año antes de que se me acaben las vacaciones quiero hacerlo.

—¿Es una propuesta? —pregunté de manera distraída.

—Hace tiempo que mi mujer prefiere el sexo anal al convencional, dice que así no se queda preñada, pero no soy tonto y sé que la encanta, que la de por el culo, que lo disfruta mucho más que por la vagina, además mientras la atizo fuerte, ella se toca bien el coño y claro…

—Todo va en gusto y el tema del sexo es todo un mundo, —comenté mientras el seguía y con una mano me pajeaba y con la otra me sopesaba los huevos.

—Sí ella disfruta con mi polla en el culo, ¿igual me estoy perdiendo algo? —prosiguió él con su disertación.

—¿Pero has probado a meterte algo y ver si te gusta?

—Hombre, lo dedos, alguna cosa que he encontrado por casa, pero no es lo mismo sentir una polla, un tio que te enviste bien por detrás, que meterte algo de silicona, supongo, ¿no?

—Eso quiere decir que sí, ¿no?

—Lo que quiero es sentir tu trabuco llenándome bien —me susurró al oído.

¿Quieres que te folle? —pregunté sorprendido.

—¡Me encantaría!

—¡Pero aquí es imposible!

—En diez minutos, yo me seco y me voy al apartamento con cualquier excusa, mi mujer está aquí tomando el sol, disimuladamente me sigues y…

Solo escucharle la propuesta y estuve a punto de correrme, un tio supuestamente hetero, ¡me estaba pidiendo que le desvirgara!

Y claro, eso nos pone a cualquiera, máxime si tiene el culazo duro y prieto que tiene él.

—Por mí no hay problema —le respondí.

Justo en ese momento, aparecía en las escaleritas del jacuzzi su mujer.

Él se había separado unos centímetros de mí, dando una apariencia de normalidad.

—Te estaba buscando —dijo la mujer mientras entraba.

—¡Ven ponte aquí a mi lado! —exclamó él, —alargando la mano para ayudarla—, allí el sol, te da en los ojos y es muy molesto.

Esperé a que la excitación se me bajara y salí del jacuzzi, sentí sus ojos clavados en mis nalgas y al gírame, volví la cabeza y le sonreí, el me hizo un gesto tocándose le reloj.

Poco después salía del agua, se secaba y tras hacerse notar, abandonó el recinto de la piscina.

Yo, en este momento no os voy a contar si le seguí o no, si le desvirgue ese día o fue en otra ocasión, si durante estas vacaciones se ha convertido en mi amante ocasional, pero lo que si que voy a compartir, es que estas vacaciones en muchos aspectos, se han convertido en algo excepcional y en ello el sexo ha tenido mucho que ver.

 
 
 

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