La fiesta en casa de Pep
- curromendoza60
- 27 oct 2016
- 13 Min. de lectura

LA FIESTA EN CASA DE PEP
Eran las nueve pasadas cuando estaban llamando al porterillo de la casa de Pep, él vivía en Lavapiés, me tocaba subir tres pisos de una estrecha y desigual escalera de madera hasta llegar al rellano de donde parte otros cinco escalones para llegar a su casa.
Al entrar nos dirigimos al amplio salón, con un gran ventanal sobre la calle de Santa Isabel, pero lo que me llamó la atención, eran dos tíos jugando ya sobre el sofá que había debajo del ventanal, no conocía a ninguno de los dos, aun no se habían percatado de mi presencia, pero en mi retina se quedó clavado la imagen de ellos, uno sentado en el sofá, a horcajadas sobre, el otro de piel bronceada y un gran tatuaje en las espalda, sobre la concursilla del culo un rotulo que no alcanzaba a leer, y subiendo tapándole toda la raja del trasero, un pollón tremendo, con dos huevos colganderos de toro, que casi rozan el suelo desde el asiento del sofá.
Al notar mi presencia, entre risas se presentaron, el del pollón era Carlos, cabeza rapada, y bigotón años ochenta, el otro Andrés, cabeza y barba a uno, todo un osete magnifico.
En la cocina, ayudando a Pep, con las cosas de picar estaba Fran.
─Bueno, venga ponte manos a la obra, que con estos tíos he quedado a las 9,15 y están a punto de caer.
─Entra en el dormitorio, y tú qué sabes dónde están las cosas, saca toda la munición y déjalo sobre la mesita del salón.
Cogí una gran bandeja de la cocina para que me facilitara el transporte, y volví al salón con todo un cargamento, condones, lubricantes, poppers, dildos, esposas, y alguna otra cosa más, al ir a depositarlo sobre la mesa, una pequeña caja abierta, en el interior unas papelinas, me sorprendió ver esto en casa de Pep, pero pasé del tema como el que no ha visto nada y regresé a la cocina.
Allí Frank tenia a Pep agarrado por la cintura, le mordisqueaba el cuello, mientras le susurraba, hoy vas a tomar parte de tu medicina.
Carraspeé, para que se dieran cuenta de mi presencia, y al volver la cabeza y devolverme una sonrisa, mientras se despegaban, sonó el telefonillo nuevamente.
─Serán ellos dijo Pep.
─Déjamelos respondió Frank, y se dirigió a la puerta de entrada.
Yo un poco aturdido por tanta novedad, como veía en muchos aspecto, y sentirme un poco descolocado al solo conocer a Pep, y por su actitud, parecerme casi un desconocido, me apoye en el marco de la puerta de la cocina, mirando de una manera interrogadora a Pep, que él, interpreto perfectamente.
─Déjate llevar y disfruta, es lo que yo pienso hacer.
Oí abrirse la puerta, y como Fran ordenaba, según la cerraba a sus espaldas.
─!De rodillas perros, ¡ y no se os ocurra levantar la mirada.
De modo ceremonioso, anunció su llegada en la cocina y Pep, le siguió al recibidor, yo los seguí con la mirada incrédulo de lo que veía.
─Dad gracias a vuestros amos, por aceptaros en la fiesta.
Los otros sin saber que hacer se miraron entre sí, Luis se encogió de hombros indicando a Paco, que no tenía ni idea que hacer, cuando Fran le insinuó que besaran sus botas.
Los dos relajados se inclinaron sobre las botas de punta en cuero negra y tachuelas que llevaba Fran y las besó por tres veces, Paco hizo lo mismo con los mocasines de Pep, y dando estos la vuelta hacia el salón, les dijeron:
─ Seguidnos a cuatro patas, ya estamos todos.
Yo permanecía como una estatua enmarcado en la puerta de la cocina, cuando llegaron a mi lado, Pep dijo a Xavi, ya lo conocéis, y según entraban en el salón, anunciaron:
─ Aquellos son Carlos y Andrés; mire hacia ellos y allí continuaban en la misma posición, mientras se comían la boca.
Invitaron a los perros a acercarse a saludarlos, y cuando casi se rozan, Frank les dijo, bueno, ya tenéis corte de trabajo, como veis el material es de calidad de primera y hay mucho engrase que hacer.
No había desaparecido todavía el eco de sus palabras en el salón cuando una lengua recorría la raja del culo de Andrés, era acariciada por una diestra lengua y el capullo de Carlos engullido por una boca húmeda y tragona.
Pep y Frank se acomodaron en otro sofá que formaba ángulo resto con el anterior y yo me acomode en un sillón enfrente del cuarteto, que ya me había hecho despertar el sexo.
Nos servimos unas copas, se encendieron un par de porros y Pep, dirigiéndose a los perros, los dijo.
Creo que no estáis adecuadamente, ¡desnudaros y venid a mi¡ a ver si sois capaces de levantarme la polla.
Fran se rio de sus palabras y le añadió, mejor que te lubriquen bien el culo, creo que es lo que más falta te hace hoy
Los tíos eran sumisos y obedientes, solo verlos arrastrarse los pocos metros que nos separaban, me puse totalmente burro, Pep, a pesar de que parecía ser que le esperaba una noche inesperada en manos de un macho alfa como era Frank en los vaqueros se le quedaba marcado el rabako del que tanto presumía, y no tardó en ser lamido, por estas lenguas húmedas y calentorras de Carlos y Paco, dejando perfectamente marcado en la tela la magnitud de su falo.
Al dirigir la mirada a los dos del sofá, veía como la polla de Luis seguía frotando el culo de Carlos y en uno de eso roces, ante mi mirada atónita, desapareció por completo dentro de la cálida gruta de ese magnífico agujero.
Un gemido salió de la boca del osete, mientras el bigotes y el compartían una buena esnifada de poppers, y convertía sus ya sudorosos cuerpos en uno solo, los poros abiertos, sensibilizados por los vapores de la droga y perfectamente acompasados en los movimientos, disfrutaban de una clavada suave profunda, que los llevaba a olvidarse del entorno y concentrarse exclusivamente en su gozo.
Los perrakos, se lijaban las lenguas contra la áspera tela de los vaqueros y de vez en cuando se deleitaban en comerse mutuamente las bocas.
Pep, pasaba de ellos y parece ser que en su mundo solo existía Frank, Frank y su boca, Frank y su paquete, Frank y su mirada que lo tenía absolutamente hipnotizado.
Yo no sabía muy bien que hacia allí, pero la situación me vencía, mi polla no aguantaba más y tuve que sacarla, al verla los perrakos y dado el poco caso que Pep, les estaba haciendo, vinieron de rodillas hasta mí, y se esforzaron en mi baboso nabo.
Levante las piernas, me sacaron los zapatos, y tras ellos, mis pantalones y mis gayumbos desaparecieron amontonados en un rincón del comedor.
Un frasquito de poppers apareció y corrió entre los tres, mientras las dos lenguas recorrían mi culo con magisterio absoluto.
Mis piernas estaban sobre sus espaldas, y mi agujero aparecía ofrecido totalmente a sus voraces lenguas, hasta que sin poder ofrecer ya más resistencias y ayudado por una esnifaba de poppers, se rindió a una de ellas entrando en mis entrañas, invadiéndola sin ningún tipo de dificultad, después ya se fueron alternando en este mete y saca, y después pasaron a mis huevos, a mi polla, todo mis bajos eran una capa de babas y mi culo abierto y necesitando de caricias profundas, alternaron sus lenguas , con escupitajos y algún dedo, que después se daban a lamer entre ellos, para volver a jugar con mi culo, yo me pellizcaba los pezones y solo movía mi culo delante de esas lenguas tragonas y voraces, dejándome hacer y disfrutando de ese momento exclusivo, que la noche me deparaba.
Paco se separó unos centímetros, se coloca detrás de Luis y mientras que este seguía engrasándome el nabo, su culo estaba recibiendo las más sorprendente comida por parte de su amigo, a veces sacaba mi polla de su garganta para gemir del placer que estaba recibiendo y yo sin saber qué hacer, solo podía disfrutar y dejarme llevar en esta fiesta en la que parecía que todo estaba funcionando al revés de lo habitual.
Con los ojos cerrados, los labios entre abiertos, a veces mordisqueados del placer que estaba recibiendo. Note como mis piernas se bajaban de los hombros de Luis.
A penas me dio tiempo a abrir los ojos y sentir como el osete se ponía frente a mí, Paco como buen mamporrero, llevaba mi polla al culazo abierto y bien lubricado de Luis, y se perdía en la selva peluda de este apetecible agujero. Después y durante unos segundos su lengua acompaño nuestros suaves movimientos, lubricando las envestidas hasta que un lubricante natural empezó a emanar del culo Luis.
Esnifamos poppers nuevamente nos fundimos en un suave abrazo, mientras en unos segundos que permanecí con los ojos abiertos, observe como Paco se acercaba al culo abierto del otro osete que acaba de rechazar la polla de Luis.
En el sofá de al lado Pep, se encontraba de rodillas, la cabeza contra el respaldo y FranK de rodillas a sus espaldas, con una potente estaca en una mano, mientras con la otra se afanaba en abrirle el culo y lamerlo con éxtasis, ensalivar y pasar una tras otra la lengua por todo su contorno.
El culo de Luis, cada vez se movía a mayor velocidad sobre mi rabo, mis huevos chocaban una y otra vez contra sus nalgas y mi boca era una ventosa pegada a la suya , solo nuestras lenguas tenían algo de autonomía para moverse dentro de la boca contraria, mientras, su culo resbalaba una y otra vez sobre mi polla.
Sabía que este round no daba para mucho más, pero sobre todo, mi parte de mirón me vencía, abría los ojos y observaba el juego de los demás.
Pep, estaba dando culo a Frank, la polla de este entraba y salía victoriosa en el que yo pensaba virgen culo de Pep, mientras en el otro sofá, Paco lamia nuevamente el culo del osete, culo que estaba abierto, pero que supuraba lentamente la descarga de leche que Carlos antes de salir de él le había echado dentro.
Andrés entre gemidos descargo también en el pecho de su violador, mientras Paco, ante el olor del semen derramados por estos machos se corrió en el suelo.
Pep, gemía como un loco y Frank grito, no puedo más, te voy a llenar el culo.
Yo al oír esto anuncié a mi osete que me iba a correr, se sentó con mi polla bien dentro de sí y mirándome a los ojos, me dijo, lléname.
Fue una orgia de gritos, gemidos, casi al mismo tiempo Frank y yo explotamos en sendos culos, Pep y Luis nos siguieron al sentir el cálido chorro de vida que los inundaba y en la atmosfera un denso olor a macho y semen nos sofocó durante minutos, y cuando retornamos a la tranquilidad, decidimos ir juntos a la ducha, para relajarnos y prepararnos para otro combate después de tomar unas cervezas y picar algo de lo que habíamos preparado para reponer fuerzas y que la juega continuara.
Entramos a pelotón en el cuarto de baño, un baño amplio, casi como el salón de mi casa , la ducha era un espacio, separado del resto del habitáculo por un tabique de cristal , el espacio estaría muy próximo a los seis metros cuadros y allí entramos todos juntos, nos ayudamos a enjabonarnos y como no, se inició de nuevo el juego.
Algunos no tardaron en agacharse y volver a lamer rabos, comer culos o mordisquear huevos, pero realmente el juego no adquirió un tono morboso hasta que Frank se alejó de Pep, sacándole la polla de la boca y empezando a soltarle una cálida y olorosa meada sobre la cara, a veces en la misma boca y resbalaba de esta , bajaba por cuello y continuaba por su pecho.
Paco y Luis, no perdieron la oportunidad de lanzarse a los pezones de Pep, mordisquearlos y aprovechar para que este líquido dorado no se perdiera en el fondo del suelo y disfrutarlo como si del elixir más exquisito se tratara.
Carlos se aproximó a Frank, le agarro por la cintura y enfocando a la cara de Pep, se unió en la descarga, Andrés se arrodillo y era uno más en el pelotón de los glotones que lamia con deleite el pecho de Pep.
Yo me quede ensimismado contemplado el espectáculo, mientras me manoseaba la `polla y acariciaba mi pecho, jugando con mis pezones y tirando de mis piercing, era una ducha muy relajante.
Cuando ya no quedaba ni una gota en las vejigas de estos machos, y el cuerpo de Pep estaba más que limpio de restos, nos terminamos de enjabonar y el agua de la alcachofa y los otros chorros de la columna de hidromasaje, nos refresco, el vapor cubrí prácticamente el baño al completo y poco a poco, fuimos saliendo , cogiendo una toalla de una pila colocada en una estantería a la salida de la ducha y según nos íbamos secando con la toalla cubriendo nuestras partes y sujetas a la cintura volvimos al salón.
Mientras picoteábamos un poco y tomabas una nueva copa, Carlos sugirió lo de la rifa.
─¡LA RIFA¡ Qué es eso? ─Dijo Pep.
─Pues mira metemos en un recipiente el nombre de todos y uno de nosotros con los ojos tapados, extrae uno.
El elegido, tendrá que aceptar que le vendemos los ojos y ser el objeto de placer de los demás.
El no verá quien le tocamos, no sabrá que estamos preparando y solo tendrá opción de decir ¡Basta¡, cuando no esté dispuesto a aceptar algo .
─No entiendo muy bien ─dije yo ─o sea que serás el juguete de los demás para todo lo que ellos quiera, aunque no sea lo que te gusta.
─Bueno, aclaró Andrés, si eso ocurre, solo con decir ¡basta!, se acabó el juego, o al menos eso que no te gusta.
Pep alterado por la posibilidad que se ofreció, pregunto
─¿Qué necesitamos?
Bien como esta mesa baja es casi tan amplia como una cama, si te parece, traemos el colchón, ponemos un plástico encima, y al que le toque le ponemos en medio en cuanto le tapemos los ojos.
Perfecto, en la habitación de invitados tengo un tablero de aglomerado debajo del colchón, lo traemos, colocamos el colchón encima y saco una sábana de látex negro que tengo.
En unos pocos minutos estaba todo dispuesto, Pep saco también una cámara de video, y un recipiente para meter los nombres. Apago todas las luces indirectas y solo dejo encendido un fuerte foco que colgaba del techo justo encima del improvisado escenario.
Tapó los ojos de Frank, le dirigió la mano al bol donde habíamos metido nuestros nombres y de pronto Frank, gritó.
─¡¡¡ Xavi ¡!! , te ha tocado.
No me lo podía creer, pero al mismo tiempo, una excitación y un pavor me subieron hasta la cara, que incluso creo que me puse colorado.
Me pusieron un antifaz de dormir, y encima un pañuelo que lo presionaba sobre mi cara, y no me permitía ver absolutamente nada.
Después me subieron al colchón y me colocaron de rodillas.
Temblaba de la excitación, mi polla desde el primer momento babeaba, mi piel después de una esnifada de poppers estaba abierta a derretirse y disfrutar de todo tipo de placer.
Unas bocas se enzarzaron con la mía, la primera fue la de Pep, reconocía su aliento, su sabor, era la boca que me resultaba familiar, después otras calientes, alguna fresca y sobre todo una muy lasciva que llenaba mi boca de lengua y después de saliva.
Uno se tumbó boca arriba rápidamente y empezó a lamerme los huevo y comerme la polla, poco después por las embestidas, supe que al mismo tiempo alguien le estaba follando.
Sentí una polla cerca de mi cara, saque la lengua y la busqué, era dura y larga, seguramente la de Carlos, por la textura creía reconocer al rabo que había visto nada más entrar en la casa.
Después nuevamente me folló la boca Pep, mientras que alguna lengua jugaba con mi culo, y me trasportaba al paraíso, después un olor extraño me invadió, delante de mí un cuerpo desconocido, me cogió dela cabeza y lo aproximó a su rabo, pero no me dejaba lamerlo, tenía más interés en ponerlo debajo de mi nariz que dentro de mi boca. Entonces me dieron poppers, y después me aproximo la polla como antes, nuevamente en mi nariz me dio un pequeño escozor, y mi cuerpo tembló nuevamente, entonces oí, su voz que me decía:
─!AHORA TRAGA CABRÓN¡ .
Era la voz de Frank, su olor era un olor a macho, a tío con mayúsculas, su voz, su voz sonó con autoridad, un imperativo, yo trate de abrir la boca al máximo y tratar de tragar ese capullo.
Mi sorpresa fue encontrarme un pedazo de carne, sin mucha contundencia, pero de tamaño desmesurado, lo lamí en un principio y metí hasta mi garganta, jugué con mi lengua sobre su capullo y note como crecía en mi interior, hasta casi ahogarme.
En la primera arcada me la sacó y entonces fue un tío vivo de pollas que entraban y salían de mi boca, creo que las saboree todas, todas, excepto la del tío que estaba debajo de mi lamiéndome.
También fueron varias las lenguas que pasaron por mi culo, algún que otro dedo, y después Pep, el rabo de Pep, cabezón como el solo jugando en mi entrada.
Jugaba a sus alrededor, me la restregaba y volvía a jugar en círculo alrededor de mi culo, en mi esfínter sentí un fuego tremendo, como si algo muy caliente hubieran puesto en la estrada, me quejé, Frank me tapo con la polla con la boca nuevamente, mientras Pep, intentaba meter su capullo dentro de mí, ojete, noté como entraba, pero no hizo intento de meterme su polla hasta el final, solo el capullo y entonces se retiró.
Yo gemí, estaba salvaje, no me reconocía, necesitaba pollas, necesitaba machos dentro de mí y a mí alrededor.
Mi polla alcanzo una dureza desconocida, casi me dolía.
Alguien me volvió a poner el frasquito en la nariz y entonces grité.
─!NO PAREIS SEGUID, NECESITO MACHOS DENTRO DE MI¡
Frank, soltó una fuerte carcajada, y me dijo.
─Ya verás, ya, lo que meto dentro de ti.
Carlos me clavó la polla sin miramientos, mi culo se relajó y lubrico por sí solo, y noté esa polla, que al entrar en la casa tanto admire como se deslizaba sin problemas dentro de mí.
De mi boca salían y entraba pollas, en mi culo a la de Carlos la sustituyo la de Pep, más corta pero mucho más cabezona.
En mi boca la polla que disfrutaba acababa de salir de mi culo, estaba lubricada y con un sabor un tanto agrio, cuando aferrándome de las caderas, algo grueso y contundente me partió en dos.
A penas salió un grito de queja de mis entrañas, cuando gemía y me retorcía disfrutando de la follada que este semental me estaba dando.
Me levantó algo más el trasero, el lamepollas que estaba debajo de mi salió, y entre envestidas y gritos de la salvaje follada, empezaron a salir de mis huevos descargas de leche incontroladas, una tras otra, formando un charco de semen entre mis piernas.
Entonces los sentí a todos cerca de mí, sus jadeos, sus risitas, y por fin sus chorros generosos de leche sobre mi cuerpo, sobre mi cara, sobre mi espalda.
Frank me vació el culo, dejándome suspirando, por ese pedazo de carne, pero a renglón seguido unas descargas espesas y calientes de su leche me cubrieron la espalda.
Después Pep, me quito el pañuelo y saco el antifaz.
Yo permanecía de rodillas con la cabeza pegada al colchón a mi alrededor todos ellos con sus pollas en la mano, alguna gota de leche aun salía por sus capullos, a mi alrededor, debajo de mí, y sobre mí y mi espalda grandes goterones de semen, por mi cara resbalaba también el esperma de Pep, que era el que tenía enfrente.
Yo extenuado, relajado por aun excitado, les grité.
─”Cabrones, no tenéis huevos a mearme todos¡
Nuevamente las risotada de Frank, que precedió a su cálido choro sobre mi espalda, también sentí otro en mi cabeza y se fueron sumando por distintas partes de mi cuerpo.
Permanecí inmóvil durante unos minutos, después me revolqué sobre el colchón, disfrute de sensaciones, de olores, y después sin mediar palabra con nadie, me fui a la ducha.
Al salir los vi muy atentos viendo la macro pantalla LCD y no podía creer lo que veía, era mi cuerpo sobre el colchón.
El juego de esa polla en mi nariz recubierta de polvos blancos, y la misma operación sobre mi culo.
Vi cómo me retorcía de placer y como pedía macho y entonces lo comprendí todo.
Tomamos la última copa, nos vestimos y con síntomas de cansancio decidimos bajar a la cafetería de la esquina a tomarnos un chocolate con churros.
En la calle el día se había abierto camino, y los últimos transeúntes de la noche y los primeros de la mañana se cruzaban como seres anónimo, pero fácilmente reconocibles, a los unos y los otros por las caras que reflejaban el estado de cansancio de cada uno.
Pep, Frank y yo, no volvimos a la casa y eran más delas cuatro de la tarde cuando nuestros cuerpos sudorosos y mezclados empezaron a tomar vida sobre esta cama de 2 x 2, pero esto ya es otra historia que algún día contaré.

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