top of page
Buscar

Naked pool party

  • Curro Mendoza
  • 3 sept 2018
  • 6 Min. de lectura

Naked pool party


No tenía ni idea, de en qué podría consistir una fiesta de estas características, era totalmente virgen en este aspecto, pero ese día quedó marcado en mi recuerdo por multitud de cosas, multitud de experiencias y sobre todo momentos vividos en primera persona, que me dejaron huella.

Estábamos desayunando, cuando la gente empezó a marcharse.

—Si tardáis en ir, no tendréis sitio.

A mí me sorprendió, soy persona de tomarme mi tiempo, pero tal y como empezaba la diáspora de la gente hacia el cortijo donde se produciría la fiesta, empecé a inquietarme y meter prisa a Peter.

—Veo que la gente empieza a irse antes de lo que pensaba, vamos a aligerar y salir algo antes de lo previsto.

—Ya te han entrado las prisas, al menos déjame desayunar tranquilo.

Lo cierto que cuando llegamos al cortijo donde se celebraba la fiesta, la mayoría de la gente ya estaba allí, los mejores sitos a la sombra pillados, y tuvimos que acoplarnos donde pudimos.

Visto desde el punto de vista de hoy, este dato carece de importancia, hubo sitio para todos, sombras que compartir y unas largas hora de diversión y morbo.

Cierto es que morbo hubo mucho y de muchas maneras diferentes, follar no vi follar a nadie, pero…

Os imagináis mas de cien tíos, osos grandes peludos, desnudos y en un plan desinhibido, cerrad los ojos imaginaos la situación y en que estado os sentirías en estar presente en una circunstancia así.

Sí, estuve en el máximo estado de excitación durante toda la jornada, creo que ni en la mejor de las correrías intensivas de sexo, que he tenido en mi vida, haya tocado tantas pollas, haya comido tantas bocas, o acariciado tantos culos como en este día.

Hubo multitud de morreos a varias bandas, corrillos de caricias, magreos y besos colectivos.

Entre estos momentos especiales, recuerdo un momento en el que yo estaba encima de una de las colchonetas y me sentí un objeto, media docena de tíos a mi alrededor, todos tocaban, insinuaban cosas y agarraban mi polla dura.

—¡Chicos, aquí hay una buena conexión de wifi!

Yo cerré los ojos, sentí esas caricias y me sentí especial, muy especial.

Fue a partir de este momento cuando comenzó todo, en una de las ocasiones que fui al baño, me encontré con dos de los tíos que tanto me ponían en el interior de ese espacio, nos unimos en un apasionado beso, y después de un buen morreo, unas tórridas caricias, también se produjo alguna que otra mamada.

Salí de allí algo ofuscado, caliente, pero con ganas de más, me di una pequeña vuelta por el entorno, entonces descubrí a una pareja retirándose del grupo y buscando un lugar apartado. Creo que no era para hacer turismo.

Es cierto que de haber sido otra la pareja, igual los hubiera seguido, espiado, y tal vez…

Pero no, no era el caso, aunque mentalmente tomé nota y volví a la fiesta.

Entre remojón, cachondeo, charla y risas, volví a tener necesidad de ir al baño, iba distraído y al no ver a nadie en la puerta, la empuje de un modo descuidado, joder que sorpresa, la verdad me quedé un podo paralizado, no supe muy bien como actuar, ni que hacer, hasta que desde el interior, al tiempo que estaba dispuesto a pedir disculpas y darme la vuelta, me invitaron a entrar y cerrar la puerta.

Ni en mi mejores sueños me hubiera imaginado estar encerrado en un baño con estos dos tíos, desde el primer día me fijé en ellos y eran una especie de sueño inalcanzable, su planta, su don de gentes, su forma de actuar.

Me enzarcé en un buen morreo con el que había invitado a entrar, me cogió de la cabeza y sí, me poseyó con su lengua como un poseso, cerré los ojos y me dejé llevar.

Sentí algún movimiento, mientras noté una mano en mis nalgas y un aliento cálido cerca de mi polla, el otro tío, se había arrodillado y nos comía la polla a uno tras otros, hasta que el osazo de perilla que me estaba besando me cogió de la cintura y aproximó mi polla a la suya.

Miré hacia abajo y vi el ímprobo esfuerzo que hacía el otro oso por tragarse las dos pollas a la vez. Me dejé llevar cuando sentí acariciar tenuemente mis pezones, para después jugar con ellos, entonces olvidé el mundo, sentí salir mi polla de la boca del barbas, pero el osazo de perillón me lamia los pezones, me los mordisqueaba con los labios y eso, eso me llevaba a tocar las estrellas.

Cuando me cogió el brazo y me lo levantó, yo volví a cerrar los ojos, sentí su aliento en mi sobaco y cuando la húmeda y tórrida lengua paseo por su concavidad, creí derretirme de gusto.

El barba había cambiado de postura, ahora se había colocado detrás de mí, con sus manos me abría las nalgas, mientras que el perillas, con su don de mando, me volvía loco, de un sobaco pasó al otro, mientras sus manos jugueteaban con mis pezones, después volvió a darme un morreo, mientras que yo tímidamente acariciaba sus fuertes pezones y cuando baje a sus sexo…

Cuando bajé a sus sexo, tuve que abrir los ojos y cerciorarme de que lo que estaba tocando era natural, su dureza, sus textura venosa, su grosor y dureza, más parecía un dildo de esos monstruosos que ves en el los sex shop, que una polla real.

—¿Te gusta mi rabo?, me dijo al oído, mientras reía.

—Tío, esto no es una polla, esto parece…

—Normalmente no se pone tan dura, pero mira cómo me la has puesto tú, ¿crees que de haber estado así desde el principio, hubiera entrado en la boca de este junto con la tuya.

En ese momento sentí un empujón, mi cuerpo de cintura para arriba, fue echado en los brazos del oso y mi boca acercada a su tremendo rabo, mis nalgas más abiertas, mientras que sentí un escupitajo en mi culo, y una diestra lengua que jugaba, tratando de colarse.

Si esa polla de lejos me pareció tremendo, nada era igual a tenerla a escasos milímetros, era toda una afrenta para mí, pero no lo dude, lo saludé, dándole un lametón a ese glande, después me metí el capullo en la boca y lo saboreé, para continuar engulléndola poco a poco, me concentré, el barbas me estaba dando un placen tremendo en el culo, su lengua y uno de sus dedos tocaba con gran maestría mi próstata y yo apenas me podía controlar, pero sentir esa tranca en mi garganta, destrozándome las amígdalas y tratando de destrozarme la comisura de los labios, me provocó una gran arcada.

—Vale nene, tranquilo, ya quisieran muchos mamones expertos, haberse tragado hasta donde tú los ha hecho.

—Tío tragarte este pedazo rabo es imposible.

—Bueno, a alguno aún le parece poco.

—No me lo puedo creer, eso es imposible tragarlo.

El barbas se levantó de golpe, se interpuso entre el perillas y yo, y con solo un poco de saliva, se posiciona a noventa grados, me aferro de la cintura y tragándose hasta la garganta mi polla, ofreció el culo al perillas.

Incrédulo de lo que veía, instintivamente fui a tocarle el culo, y sentir el grosor de ese rabako entrando en el culo del barbas.

Fue increíble como en solo decimas de segundos, esa polla se perdió en su interior.

Fue como una descarga eléctrica, empezó por la planta de los pies y me subió por la columna hasta el cerebro.

—Joder tíos, creo que me voy a correr.

Creo que fue la palabra que esperaban oír, el perillas hizo un pequeño movimiento en círculo, cerro los ojos y gritó, toma cabrón todo para ti.

El barbas me aferró las nalgas, y no me dejó salir de su boca.

En el suelo un buen charco de leche del barbas daba muestra, de la gran corrida que había tenido con mi polla en la boca y la del perillas en su culo.

—¡Vamos, que necesito entrar!

—Dijo alguien desde el exterior aporreando la puerta.

Nos reímos, nos dimos un último beso a tres, y salimos en fila india del baño.

El osazo de perilla se había traído una toalla que, puesta al hombre, cubría su rabo.

Antes de alejarnos del lugar, yo se la agarré a través de la toalla, para comprobar su estado de excitación, minutos después de la corrida.

—Ahora me tendré que dar una vuelta antes de volver a la fiesta, esto no se baja tan fácilmente.

Sonreí, le besé en la boca, y me volví a la piscina, ellos dos se quedaron fumando un cigarro, yo los veía desde la distancia y pensaba.

¡Joder que trio, para disfrutarlo tranquilamente en una cama!

La fiesta en la pool party continuaba, volví a participar de morreos, carias y besos, pero mi mente…

Mi mente estaba en ese trio, en el cuarto de baño y sobre todo en ese osazo perillón, con esa herramienta espectacular.

 
 
 

Comments


Featured Posts
Recent Posts
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic

¡SÍGUEME! 

  • Facebook Classic
  • Twitter Classic

© 2023 por Samanta Jones. Creado coh Wix.com

bottom of page