Los marroquíes II
- Curro Mendoza
- 27 nov 2016
- 5 Min. de lectura

Abrí los ojos, me concentré en analizar a mi alrededor y descubrí en efecto, que éramos cinco los tíos que estábamos en la estancia, el que me follaba la boca, el del supermercado y dos más jovencitos que se tocaban el paquete descaradamente ante la situación que le ofrecíamos.
Me clavo su polla hasta los huevos, sus huevos se estremecían y mientras de manera más violenta me sujetaba la cabeza, mi boca se inundó nuevamente, pero esta vez del néctar de vida.
Se guardó la polla, mientras miraba a los otros y les decía:
─ Es todo vuestro.
El del supermercado estaba tumbado sobre la cama, con la polla en la mano, y apenas sin reaccionar, lamiendo de mis labios los últimos restos de la lefa recibida, uno de los jovencitos me arrastró hasta el camastro.
Según uno de ellos me arrastraba hacia el camastro, el otro me despojo de la ropa de cintura para arriba, mientras el primero al llegar al borde de la cama me empujo la cabeza contra el pollón del morito del supermercado, a través de sus bragueta exhibía orgulloso un enorme rabo de cabeza brillante y reluciente por el pre semen que rebosaba de su capullo, conocía de antemano mi destino, y por fin mis sueños mas tórridos, mis sueños húmedos y llenos de fantasía se estaban plasmando.
Por unos minutos estaba dejando de ser el machito del corral, para convertirme en la puta de estos cuatros marroquíes, de sus olores de sus jerga, era su juguete, su entretenimiento y estaba disfrutando como nunca.
Por momentos no sabía si me había ocurrido o estaba a punto de correrme, pero lo que si recuerdo es un hilo que colgaba continuamente de mi polla y los huevos a punto de reventar.
El moro del supermercado me agarro de la nuca, apretó fuertemente mi cabeza contra su polla y la sentí tan dentro de mi boca que por momentos pensé que me asfixiaba, me aflojo la presión sobre la cabeza, la eleve tome aire, y como por resorte de su mano, aunque ahora de forma voluntaria me volví a clavar en lo más profundo de la garganta este instrumento de placer, sus huevos bajo mi nariz, era la inspiración contante, la inhalada profunda del elixir del vicio , como si del más poderoso poppers del mercado se tratara.
Lleve disimuladamente mi mano derecha a su ingle y mientras le acariciaba los huevos la roce, imprimiendola de sus olores más salvajes, y al sacar ligeramente la polla de mi boca, la llevé a mi nariz, obteniendo así un nuevo colocón , un nuevo empuje salvaje, que me preparase para lo que la aventura me depararía en el futuro más inmediato.
Los otros dos jóvenes estaban detrás de mí, tratando de quitarme el cinturón de los vaqueros, mientras el patriarca, el que ya me había usado, estaba instalado en un raído y sucio sillón, traído de las basuras seguramente, donde se consideraba el rey del mundo, observando este inaudito espectáculo desde la primera fila.
Yo seguía ensimismado comiendo este rabo, a veces de forma más que voluntaria, otras forzado por la presión de esas manazas oscuras, grandes, sucias y ásperas que se obsesionaban como clavar su polla lo más dentro de mi garganta, mientras sus huevos chocaban una y otra vez contra mi nariz que trataba de mantener lo más alerta posible, para gozar de cada inhalación, de cada respiro, de cada ahogo, potenciándolo y llevándome por segundos al clímax de los sentidos.
Cuando me quise dar cuenta tenia los vaqueros por los tobillos, uno de los moritos me escupía en el agujero, el otro me azotaba las nalgas con las manos abiertas y sentía como mi culo se ponía colorado, como se excitaba, como se iba calentando y pedía azotes, y pedía polla y pedía…
A penas fui consciente de nada más, en un impulso nuevamente me sentía empalado por la polla en lo más profundo de mi garganta, me recree nuevamente en el olor de los huevos, con una mano busqué su culo, lo roce con los dedos y los llevé a mi nariz, otra nueva sensación, y otro nuevo empuje, acababa de ser empalado por el morito más joven el de polla más delgada, mi culo pocas veces había sido violentado, pero en este caso , apenas sentí como algo se deslizaba dentro de mí, como me escocia, como me emputece, y el choff, de su cuerpo acoplarse al mío, después solo movimientos acompasados, que me hacían la doble penetración, un rato después , el moro del supermercado se retiró de la cama, y se apartó un poco.
El otro metió mi cara contra el trapo que recubría el viejo colchón, trapo de un color indefinido, con algunas manchas más que sospechosas, de todo tipo de fluidos y de nuevo el éxtasis, el olor, el olor rancio y fuerte de sus cuerpos, de su piel de su poca higiene.
El segundo joven me obligó a lamer el trapo, y después de empujar al otro morito a que le dejara mi culo, me la clavó de golpe, su polla mucho más gorda, sí que se hizo notar, mi culo se contrajo por el dolor, pero las nuevas sensaciones que estaba teniendo al sentir la polla que me acababa de estar follando el culo, en mi boca, fue como un tranquilizante para el lacerante dolor de mi ano, y de nuevo el sabor de este nuevo rabo, rebozado en mis propios néctares anales, me dieron el subidón necesario para seguir disfrutando de estos machos, que afortunadamente me habían elegido como su juguete de distracción, para esta fresca mañana de primavera.
Los dos moritos rotaron de mi culo a la boca varias veces, hasta que uno de ellos se corrió en mi boca, y se retiró, al darse cuenta el segundo salió de mi trasero, y me la metió en la boca nuevamente, el del supermercado al darse cuenta se acercó y sin contemplaciones me empalo de un solo golpe, pero mi culo ya estaba relajado, ya aguantaría lo que le echaran, y tras de un par de rotaciones, el morito joven me volvió a alimentar con su descarga en mi boca.
Yo no podía más, estaba exhausto, mi huevos se bamboleaban mi polla se balanceaba arriba y abajo y pedía explotar a gritos.
El del supermercado entonces me arrastró hasta el suelo, me puso de rodillas y cuando me iba a meter nuevamente la polla en la boca reventó en chorros de leche espesa y olorosa sobre mi cara, su olor intenso entro en mi nariz, y nuevamente me sentí la puta más arrastrada y feliz que ningún sueño me hubiera deparado.
Abrí los ojos, y los sentí a los cuatro rodeándome, todos con sus pollas a media potencia, no entendía muy bien la situación hasta que el primero empezó a mearme encima, después los chorros vinieron de todos sitios, era una autentica ducha, era un bautismo en toda regla y yo feliz como infante con zapatos nuevos me vacié, deposite toda mi leche sobre el suelo e incluso creo que después me mee, era todo un placer supremo, y estando así aun, el jefe de ellos, el primero, me acercó una pantalla de cámara de fotos digitales, mostrándome algunas instantáneas de lo que había acontecido.
A partir de hoy estas fotos circularan entre nosotros, esto te hace nuestra puta, y allí donde a alguno de nuestro clan te vea solo y le apetezca correrse, no podrás negarte, si lo haces atente a las consecuencias.
Ahora tal y como estás te vistes, y sin tan siquiera mirar hacia atrás sales por la puerta y te olvidas de nosotros. Pero no olvides que cualquiera, aun sin conocerte, puede pedirte tus servicios, en cualquier sitio y a cualquier hora.

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